Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a los miembros del Jurado que dedican su tiempo a valorar y ejercer su voto de entre el centenar de candidaturas a los diversos premios que
se han presentado un año más.
La novedad este año la representa el compromiso constante, ausente de los ajustes que la Sanidad ha sufrido,
y que hace que profesionales médicos, compañías y entidades de diversa naturaleza sigan presentando
proyectos y propuestas para avanzar, para innovar.
Las campañas e iniciativas presentadas suponen una
muestra pequeña pero significativa de lo que se puede hacer en el sector sanitario cuando se unen los esfuerzos de médicos, farmacéuticos,
industria y pacientes. Diversas iniciativas que se presentan incluyen proyectos desarrollados durante el año
pasado que constituyen un claro ejemplo multidisciplinar que enriquece los
objetivos y la ejecución de todos ellos.
Quizás sea esa la clave en este sector: las interacciones entre todos sus
agentes son una de las claves de los
extraordinarios resultados que se obtienen, si tomamos como referencia
la inversión sanitaria total.
Estarán de
acuerdo conmigo en que los consejeros de sanidad consiguen sacar lo
mejor de sus presupuestos, unos presupuestos exiguos si los comparamos con la cantidad de servicios que
ofrece la sanidad en España. Si nos vamos a la oficina de farmacia, encontramos iniciativas centradas en
la adherencia de los pacientes, el seguimiento farmacoterapéutico o las
campañas de prevención. Pero también las iniciativas sociales que se
apoyan en la cercanía de la farmacia. Las compañías farmacéuticas
nos ofrecen muestras de su apuesta
por continuar, por un lado ofreciendo
soluciones terapéuticas innovadoras, y por otro facilitando que los medicamentos, una vez la patente haya
vencido, puedan ser más accesibles a los presupuestos sanitarios.
Pero
para eso debe haber un estímulo a la innovación al mismo tiempo que se
apoya el sector de genéricos. Nadie dijo que esto fuera sencillo, y por eso
conviene recordarlo.
Como es de cortesía obligada,
mis primeras palabras, las institucionales, deben ser dirigidas a quienes nos acompañan en este acto.
A los representantes de la Administración central, y de la autonómica.
Nuevos, por cierto, en esta plaza, y a los que invitamos a sentirse cómodos, porque, tradicionalmente, éste no es un
acto reivindicativo, sino donde el reconocimiento del mérito y el valor de las personas y cosas destaca por encima
de cualquier otra pretensión.
Y muchas gracias, lógicamente, a los que han concursado, pues nos han mostrado un envidiable compromiso de bien hacer y
excelencia.
Naturalmente, gracias a los asistentes, vuestra compañía es garantía del atractivo de estos Premios.
Como saben los tradicionales de este acto, los representantes de Fundamed & Wecare-u pasan de puntillas por los siempre importantísimos problemas
del Sector, aunque siempre hay algo nuevo que decir, porque Sanidad es dinamismo, exigencia y conflicto.
Y siempre, siempre, actualidad. Pues bien, el año pasado, en este mismo acto, vuestro interlocutor se preguntaba, e inquiría, una reflexión del auditorio: "¿Va a ser un año quieto que nos permita reflexionar sobre problemas estructurales, o va a significar que todo
el conjunto de acciones sólo tenga el motor del ahorro y la economía?". Pues hay que concluir que, en nuestra modesta opinión, como quiera que no ha
habido quietud, apenas ha habido reflexión en la percepción y propuesta de soluciones de fondo para la acción y responsabilidad social más exigida:
la protección del derecho a la salud.
Y ahora que sabemos que 2015 no sólo no va a ser un año tranquilo, sino que, probablemente, sea de los más inquietantes en nuestra vida política actual, también estamos en tiempo de reflexión. Y concluyamos, si no encontramos quietud y sosiego, para reflexionar,
racional y objetivamente, sobre nuestro derecho a la protección de la salud,
hagámoslo, paradójicamente, en tiempos de crisis. Ese es el reto. ¿Tenemos urdimbre y capacidad, desde dentro del sector, para hacer nuestras propias
propuestas? ¿No os preocupan las que, desde la quietud, la improvisación, o la demagogia, oímos casi a diario?